30.5.06

El mundo contra Brasil


El debate está abierto. Todos hablan del mundial, pero particularmente de la selección canarinha. Un equipo que, en los papeles, en la cancha y hombre por hombre, es muy superior al resto. Son de otro mundo. Un auténtico dream team. Las otras 31 selecciones parecen decir al unísono: “¿Oh, y ahora quién podrá defendernos?”

Los brasileros, a pesar del jogo bonito y las risas que comparten durante cualquier pasaje de un encuentro, son los malos de la partida. No importa que el buen toque de balón, la creatividad y el gol estén de su lado; hay que acabar con ellos. “No pueden ganar otro campeonato, conseguirían la sexta copa mundial y eso le quitaría emoción a la competición”, dijo algún sabio del balompié, de esos que abundan en estas épocas en cualquier patio. ¡Por favor! No había escuchado nada más ridículo desde que Alicia Machado sacó su disco.

El fútbol, el deporte por excelencia, ese que arrastra pasiones hasta en Alaska, merece tener como campeón a Brasil. No con esto quiero quitar mérito a las demás selecciones participantes, todo lo contrario. El equipo que se alce con la Copa, será un vencedor legítimo de todas todas. Le habrán ganado la batalla al gigante. Esos jugadores podrán llenarse la boca diciéndole a sus nietos: “Le ganamos al equipo de Ronaldinho, Kaká, Ronaldo y compañía”. Esa es la verdad.

Brasil no es un equipo invencible, pero habrá que sudar bastante para derrotarlos. Ahora no me vengan con pendejadas del tipo: “El mundial se juega en Europa y se queda allá”. Las estadísticas en el fútbol están hechas para romperlas. Nada está escrito en este deporte. Nada. Tal vez Trinidad y Tobago se corone en Alemania y Brasil sea eliminado en primera ronda por los australianos. Yo que sé. Nunca he pegado una quiniela, pero pase lo que pase, habrá que estar frente al televisor para no perderse ni un momento de un mundial que promete.

P.S. A Italia voy. Irán pasa a octavos; ese es mi batacazo. ¿Cuales son tus pronósticos?

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Jurungando mi iTunes


Esta semana:
Sublime

Directo desde Long Beach, California, llegó esta banda con su estilo ska—punk—reggae a marcar pauta en la década de los noventa. Dos meses antes del lanzamiento del disco “Sublime” — una pieza de culto— muere el cantante y guitarrista de la agrupación, Brad Nowell, por abusar de la heroína. Luego, la banda se separaría irremediablemente.

La canción de hoy: Santeria, rola de despecho; cargada con unas brutales ganas de cobrar venganza. Mosca, Sanchito, que aun te están buscando.



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28.5.06

Crónicas de un mochilero (VII)


Rambla pa'qui Rambla pa'lla

El verano en Barcelona, además de ser muy caluroso, tiene la particularidad de brindarle a los visitantes —y, cómo no, a los lugareños— una invitación constante a salir de noche. Es que la impresión que se puede tener de una ciudad que tiene dos bares por cada cuadra no puede ser otra. Hay que beber.

A mi, como no me gusta la cosa, me pareció grandioso. El ambiente de fiesta se respira en las calles. Caminando por la Barceloneta o por el Barrio Gótico uno se puede topar con mucha gente venida de distintos lugares del planeta que, además de ir a Parc Guell o subir a Montijuic, va a disfrutar de los placeres que ofrece la noche catalana. Una cerveza para comenzar.

Además de contar con un montón de locales para todos los gustos, la cosa se hace más fácil porque el metro cierra entrada la medianoche y abre a las cinco de la mañana cuando termina la juerga. Así que desplazarse no es gran problema. Por eso no es difícil toparse con un montón de jóvenes —que son minoría en la sociedad española— acostados en las puertas del metro esperando a que este servicio inicie las actividades. Para más, en La Rambla, esa calle enorme, se encuentran muchos locales nocturnos. Uno se puede ir de marcha. Puede visitar varios locales caminando de un sitio a otro. En la misma zona. En la misma calle. El ron me lo sirve con poca Coca Cola, por favor.

Por si fuera poco, es en verano cuando se celebran las fiestas de Gracia. Las calles se abarrotan de gente bebiendo calimocho o cualquier otra bebida espirituosa —hay quienes aderezan la velada con un poco de hachís suministrado por cualquiera de los muchos vendedores que abundan por esos sitios—. En cada plaza hay una actividad diferente, con música en vivo y cada vecino se esmera porque su sector sea el que está mejor decorado y cuenta con mayores atracciones para los abundantes visitantes. Esa fiesta dura una semana. Toda una semana. ¡El chupito de tequila lo brindo yo!

De las mujeres sólo puedo decir que abundan. Las catalanas son muy lindas, pero hay para escoger. Te puedes topar con africanas, latinas, de todas parte de Europa y asiáticas. Es un desfile que no termina nunca. Se les puede ver solas o en grupos. Ebrias o drogadas. Bailando o haciendo el intento. Eso sí, siempre desinhibidas. No hay espacio para la doble moral entre tanta gente. ¡Pásame la botella!

No sé si fue por todo eso que mi estadía en Barcelona se alargó una semana más de lo estipulado en los planes originales, pero es seguro que no me arrepiento. Todavía me veo —con esa cara de estropeado— a las puertas del metro cantando: “Rambla pa'qui, rambla pa'lla. Esa es la Rumba de Barcelona”

Recomendaciones de hoy:
El blog: schhh - El sitio: Barcelona de noche - La peli (se estrena en noviembre): Babel, dirigida por Alejandro González Iñárritu - El trago: Frozen Barcelona - La Ñapa: Hasta en basquet

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26.5.06

Portu


hijo

Hablando con un pana el otro día, me di cuenta de que a pesar de no concordar en lo más mínimo con la fisonomía del Portu común, funciono (o estorbo) de la misma manera que lo hace el gordito que, con una arepa con mortadela en la mano, pasea por el patio de la escuela, diciéndole a todo el mundo que fuiste tú quién orinó la colchoneta en Educación Física. Mi nombre es hijo y soy un pajuo empedernido. Tengo un grave problema. Esta es la parte en la que los presentes me reciben con un tibio aplauso y regresan con un casi inaudible “Hola, hijo. Bienvenido al primer día del resto de tu vida”.

No se equivoquen, este no es un texto xenófobo contra la comunidad portuguesa ni mucho menos se trata de un manifiesto de odio contra las personas que sufren de obesidad. Puede que el lector esté en desacuerdo, pero en este caso, el uso de estereotipos y generalizaciones tienen como fin último, la síntesis. Imaginen a Hitler dándose a la tarea de conocer a todos y cada uno de los judíos residentes en Alemania para saber si éstos eran o no merecedores de su reconcomio: “Estos 456 tipos de ahí son judíos, pero incluso así, son buena gente”. De igual manera si Martin Luther King hubiese dicho “Tuve un sueño. Soñé con un mundo en el que todas las razas, excepto los vietnamitas y algunos de mis primos segundos por parte de papá, conviven en paz...” la historia universal de la humanidad no tendría chiste alguno. Repito, sólo trato de agilizar el proceso.

Soy pajuo. Bastante pajuo. Lo noté desde pequeño, pero nunca le di demasiada importancia. Si mi hermano rompía algo, allí estaba yo para denunciarlo; si mi hermana metía a su noviecito a la casa mientras no habían adultos, era mi deber y mi placer contar desde el “pasa rápido, que no te vean los vecinos” hasta el “no le digas a mamá porque después se pone insoportable”. Esta última siempre era la frase que me hacía merecedor de alguna recompensa materna y la ira implacable de mi afectada hermana. Estos son sólo ejemplos básicos de algo que hacía por diversión. Recuerdo que, ya un poco más mayorcito, echaba paja por hobby. Era eso que llaman un pajuo social. Delataba en fiestas y reuniones. Era simplemente una manera de integrarme, de pertenecer a un grupo y a la vez de que el grupo me perteneciera por unos breves instantes.

Puedo dejar de hacerlo cuando quiera, no me resultaría ningún problema, pensaba. Pero la ansiedad por vociferar el paradero de la muñequita de barro made in Quibor de la señora Magaly, que había perdido la cabeza a causa de un balonazo mal dirigido de su infantil esposo, el señor Pinto, me hizo reconsiderar. Aún así fui creciendo sin reparar en la gravedad del asunto. ¡Maestra, Abrahán se está copiando! ¡Profe, Marisol salió sin permiso del salón! ¡Orietta está enamorada del gordo Osmar! Como si fuera un Frankenstein autodidacta viendo a Rebecca Rincón en CasaClub, me fui convirtiendo, sin ayuda externa, en un monstruo.

La ansiedad delatora es ahora fuerte y sólida como un joven Mike Tyson. Despierto en las noches ansiando acusar a alguien... o a algo, lo mismo da. El traje de correveidile comienza a sentirse apretado y necesito estirarlo y salir de él. El gordito picado, el dueño del balón, el que siendo hijo del senhor del abasto no te brinda ni una malta, el que va y le dice a la señora de los mangos si no le das uno a él también... el portugués. Ese se apodera de mi persona.

A los que padecemos de esta condición nos cuentan por miles. Nos menosprecian y hasta desconfianza nos tienen. Gran vaina. Debe ser que tú (lector que seguro te excluyes) nunca has echado paja. Acuérdate de esa vez que “sin querer” mencionaste la fiesta a la que no invité a la atorrante de tu amiga, o la vez que me acusaste de conspirador frente a tu novia. Gracias a ti y a todos, cuerda de pajuos.

Ahora que cuento con la atención de todos ustedes, quiero hacer un anuncio: Elchamodel114 también es bien pajuo. Yo lo he visto, yo lo he visto.

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25.5.06

Fragmentos caraqueños (VI)


Título: sin título
Autor: Manuel Rodríguez
Técnica: Digital
Fecha: 2006

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23.5.06

Jurungando mi iTunes





Esta semana:
Louis Armstrong

Satchmo, nacido en Nueva Orleans, fue uno de los personajes más influyentes en la historia del jazz. Al principio de su carrera se dio a conocer como trompetista, pero fue con su particular estilo vocal que popularizó este género. Sobran las palabras para hablar de este gran músico.

La canción de hoy: La vie en rose, una promesa de amor hecha canción. Conocí esta pieza gracias a La Maga. Para ella va dedicado este post.


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22.5.06

Aquellos años 90


Hace un par de días una amiga celebró su cumpleaños haciendo una fiesta retro—noventosa. Una idea genial a todas luces. La nostalgia por el pasado es un sentimiento que se hace latente siempre, pero es en ocasiones así cuando uno se da cuenta de lo mucho que extraña lo vivido. No porque el presente sea desastroso, sino por la incertidumbre que crea el futuro. Me puse a recordar un montón de cosas. De todo me pasó en aquellos años.

Recuerdo que en los noventa peleaba mucho con mis hermanos. Armábamos unas tánganas monumentales. Entonces alguno de nosotros, después de recibir un golpe, se hacía el muerto. El resto se preocupaba muchísimo, hasta que nos enterábamos que todo era una burla y, por lo tanto, llegaba el momento de la venganza. Nos reuníamos y armábamos un complot. “!Lo que pasa es que tú eres adoptado!”. Era nuestra manera de mentar madre.

Fue en los noventa cuando aprendí a manejar. Mi abuelo me dio la oportunidad. Yo tendría unos trece años. Él, con toda confianza, me dio su pickup F-150 para que la llevara por la autopista Puerto Ordaz—Ciudad Bolívar. Nunca antes había tomado el volante de un carro y eso no parecía un problema para él. Eran buenos tiempos. Mi abuelo y yo.

Por aquellos años conocí a muchos de los que son mis mejores amigos hoy día. A unos en el colegio, a otros por la casa. Recuerdo que pasábamos todo el día —todos los días— juntos. Éramos como una plaga, por lo menos eso pensaban todos los vecinos. Inventábamos cualquier cosa para pasar el rato: juegos de fútbol, béisbol, pelotica e´goma, truco, dominó, jugábamos caballos, alguien le robaba el carro a los padres, nos íbamos a la playa en autobús, matábamos fiebre con el nintendo, nos dábamos de golpes, nos coleábamos en fiestas, íbamos al cine en cambote, tomábamos anís, nos abríamos piercings, y pare usted de contar. “Esos carajitos se la pasan todo el día fumando cigarros, diciendo groserías y escupiendo”. Y era verdad. Muchas veces el tiempo se nos iba en reunirnos en el quiosco a echar cuentos de las fiestecitas del fin de semana, gastar bromas entre nosotros y hablar de "los culitos que nos íbamos a agarrar". No hacíamos nada productivo. No nos importaba. No pensábamos a futuro; creo que nos sentíamos inmortales. Más arrechos que nadie.

A decir verdad, fue este fin de semana, en la fiesta de mi amiga, que comprendí que ya estoy viejo —mejor dicho, ya no soy un carajito—. Que voy a vivir mi séptimo mundial de fútbol. Que ya han pasado siete años de mi fiesta de graduación de bachiller. Que las misses y prospectos de grandes ligas son más jóvenes que yo. Que el tiempo no se detiene y debo seguirle el paso.

Recomendaciones de hoy:

El blog: infames noventas - El sitio: In the 90´s - La peli: Trainspotting, dirigida por Danny Boyle - El trago: Anisette Cocktail - La Ñapa: El 11-A, según Oliver Stone

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21.5.06

Crónicas de un mochilero (VI)


Cuarenta grados a la sombra


El primer día, fui a conocer el barrio con El Tuyío. Me mostró dónde quedaban los bares de confianza —es decir, dónde nos podían fiar—, el supermercado y el abasto de los chinos. Los chinos vendían harina pan y malta. “!Estos carajos son arrechos!”. Luego fuimos a comprar tres Xibecas de un litro —estas cervezas eran las más baratas. Costaban 99 centavos— para comenzar a celebrar mi llegada. En la mochila yo traía dos botellas de ron, un cartón de cigarros y dos litros de Coconís —la bebida favorita de El Maestro—. Con eso teníamos material suficiente para comenzar la celebración. Cuando íbamos de regreso al apartamento le dije:
—Tuyío, vamos al abasto a comprar un poco de agua que el calor está arrecho.
— No vale, no gastes la plata en eso. Guárdalo para la caña. Acá se puede beber agua del grifo. Es mejor, créeme.
— ¿Seguro?
— Sí. Es más, allá hay un bebedero. Vente y bebemos un poco.
— ¿Hay bebederos en las calles?
— Sí, eso es un servicio público. Además, es una tradición. Las más famosas son las Fuentes de Canaletes. Si bebes de cualquier bebedero en la calle vuelves a Barcelona. La gente toma agua de esas fuentes para regresar.
— Fino. Así mato dos pájaros de un tiro.

El día que llegué a Barcelona el calor era insoportable. Uno de los veranos más fuertes de los últimos años, según se comentaba. Existe la creencia popular de que si un verano es muy caluroso, el invierno siguiente el frío será igual de insoportable. De verdad, yo que vengo del Caribe, puedo decir con propiedad que el calor que vivimos esos días era desagradable, pegajoso. Barcelona está a orillas del Mediterráneo y eso hace que la poderosa mezcla de calor y humedad se lleven a la tumba a decenas de personas por deshidratación en temporadas así. Los viejitos siempre son los que más sufren.

Por la calle todo el mundo va en bermudas y franelillas. No hay otra forma de vestirse con ese clima. Si bien es cierto que Barcelona es una ciudad cosmopolita, eso no queda claro hasta que uno se monta en un vagón del metro durante el verano. El extraño buqué que se respira es insoportable en horas pico. Uno se pregunta por qué en esos países del primer mundo la gente pareciera prescindir del desodorante. El olor de los distintos cuerpos que viajan hacinados entre estación y estación es particularmente fuerte. Un tufito duro de sobrellevar. A la larga, como siempre sucede, uno termina por acostumbrarse y entra en la dinámica. Confieso que al principio es muy difícil de sobrellevar.

Las noches en el apartamento no eran nada frescas. En ocasiones nuestro sueño fue cortado en seco por el calor; era entonces cuando nos encontrábamos todos en el balcón, después de la respectiva parada en la cocina en búsqueda de un par de vasos con agua. Eso se había convertido casi en un ritual. Nos fumábamos un cigarro, hablábamos de cualquier pendejada y luego intentábamos dormir otra vez. Cuando regresábamos a la habitación todas las sábanas estaban empapadas de sudor. Alguna vez opté por dormir en el piso, buscando un poco de frescura. Una de esas noches alguno de nosotros durmió en el balcón. Muchas veces rompimos esa rutina, suplantándola por otra mucho más agradable: nos íbamos de rumba —o marcha, como le dicen allá— hasta el amanecer.

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19.5.06

Una letra, una enseñanza


hijo

El Chamo Gabriel tenía un hermano y le llamaba Rex. Talvez él no era el protagonista de la serie animada, pero soy su gran admirador. Meteoro es una comiquita que a muchos fascinó. Ya sea por su exacta y perfecta combinación de acción, drama y comedia, o por el trazo simple y dinámico de sus dibujos, sus aventuras me hacían imposible ocupar las tardes en otra cosa que no fuera aupar al Mach 5 o intentar (de manera infructuosa) dar con la verdadera identidad del corredor enmascarado y su relación con el hermano de Meteoro. Es entretenimiento total, pero es su alto contenido social lo que hace de éste uno de los animés más radicales y exitosos en materia educativa.

Con el ceño fruncido y algo decepcionado mamá me decía: “¡Coño, carajito, deja de ver tanta comiquita y anda a hacer tarea!”, al tiempo que intentaba despegarme del televisor. Era algo de todos los días. Frustrante para ambos, en ocasiones. “No estoy viendo comiquitas, estoy aprendiendo el verdadero valor del respeto, los derechos humanos y la libertad de credo”. Eso debí haber respondido.

Si ambos hubiésemos sabido en aquel entonces lo que ahora sabemos, la repetitiva danza de los deberes, no habría sido tal.

Rex en realidad no es otro que una versión amigable a los prejuiciosos niños blancos de la época del mismísimo Malcolm X. Rex quiere decir Re-X (como en re-petición, re-hecho, re-nacido). Enmascarado esta vez, para no ser asesinado en alguna carrera por la semana de la Hermandad Nacional o algún evento islámico, Rex se mantiene a la sombra de su hermano para protegerlo del malvado equipo Magma, los salidos del fuego del averno. La clave de este simbolismo la encontramos en el pasaje de Ezequiel 25:17:

“Bendito es aquel, que en nombre de la caridad y de la buena voluntad, guíe al débil a través del Valle de las Sombras, porque es el autentico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos”.


Cuando al vocero de la Nación del Islam se le preguntaba por la procedencia de su apellido, explicaba: “Al adoptar la X uno adquiere cierto misterio, cierta posibilidad de poder a los ojos de amigos y enemigos. La X anuncia lo que has sido y lo que serás: Ex-fumador, Ex-bebedor, Ex-cristiano, Ex-esclavo”. Y tú que pensabas que todo tenía algo que ver con las del MSN.

Tatsuo Yoshida, autor del concepto de la serie, no era negro y tampoco islámico. Era japonés, y en la gran inmensidad del mundo, una minoría. Una minoría identificada con el sentimiento igualitario (sin ser populista) de Malcolm X y su mensaje de paz entre las razas.

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18.5.06

Fragmentos caraqueños (V)


Título: Repique
Autor: El chamo del 114
Técnica: Digital
Locación: Parque Los Caobos
Fecha: febrero de 2006


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16.5.06

Anatomía

Bueno, ya he logrado ordenar un poco el blog. Si se dan cuenta he ido asignando un tipo de post diferente para cada día de la semana —por eso de hacer la cuestión dinámica—. Aun me queda por conseguir algo para los miércoles. Nuevamente estoy abierto a todas las sugerencias que tengan a bien.

Hasta ahora, En algún lugar de Caracas está dividido de la siguiente forma:

Lunes: tema libre
Martes: Jurungando mi iTunes
Miércoles: (espacio vacío)
Jueves: Fragmentos caraqueños
Viernes: el hijo escribe
Sábados: (es mi día libre)
Domingos: Crónicas de un mochilero

Jurungando mi iTunes


En este espacio -que saldrá los martes- me voy a dedicar a hacer una pequeña reseña de la música que tengo almacenada en la computadora, basándome en el legítimo derecho que tenemos de compartir conocimiento.

Esta semana:
Ska—P

Banda de un barrio madrileño llamado Vallecas. Estos españoles se han caracterizado, durante 12 años de toques y 6 discos a sus espaldas, por tener canciones con letras de gran contenido contenido social y música al más puro estilo del ska europeo. Llevan poco más de seis meses de inactividad, pero esperemos que no dilaten más su regreso.

La canción de hoy: Napa Es del disco El Vals del Obrero. Fuerte crítica al sistema español y, en especial, a su tradición más emblemática: la tauromaquia


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15.5.06

Primer comunicado al pueblo venezolano


Bar Miami, Caracas, mayo de 2006

La decisión está tomada. Después de profundas reflexiones hemos optado por la estrategia que más favorece a nuestros intereses electorales —léase ganar y mudarnos a La Orchila—. La candidatura popular de El Chamo del 114 se retira; pero se retira de las primarias.

Hemos decidido que no nos uniremos a esa caravana variopinta que denota la poca seriedad de los que se han auto denominado “precandidatos”. No sabemos cuáles son esas características que han encontrado estos señores al verse en el espejo. Nos preguntamos qué los impulsa a competir por la candidatura. Confiamos en la libertad que deben ejercer los ciudadanos de este país para postularse a cargos de elección popular, pero estamos seguros que, ante todo, debe prevalecer la cordura, el más elemental rasgo de racionalidad. Es por lo antes expuesto que nos negamos rotundamente a entrar en una competencia de lo absurdo. No vamos a las primarias.

Nuestro camino nos lleva directo a la contienda de diciembre; sin escalas, sin que ningún artificio pintoresco nos detenga. En el seno de nuestra nueva organización, el Partido Electoral Organizado (PEO), existe el sentimiento de que podemos cumplir nuestros objetivos. Es que chamistas somos todos. Estamos unidos. Somos indetenibles.

A continuación, a modo de exposición de motivos, presentamos el decálogo aprobado por las diferentes seccionales regionales de nuestra organización.

1.— No somos gobierneros, porque no hemos llegado al poder (aun). Tampoco somos opositores, mucho menos niníes. Estamos convencidos de ser chamistas.
2.— No somos borregos esperando las órdenes de algún líder. Todos los chamistas somos líderes natos.
3.— Los chamistas llevamos a nuestro partido en las entrañas.
4.— Un chamista es un individuo que, con todo el desenfado posible, disfruta de los placeres mundanos.
5.— No conocemos la ambición de poder; mas sí la ambición de beber.
6.— No vamos a marchas. Sólo asistimos a cierto tipo de manifestaciones públicas (conciertos, bailantas, tambores de San Juan y eventos deportivos donde se permita la ingesta de alcohol).
7.— No creemos en el derecho de admisión.
8.— Respetamos profundamente a los abstemios, aunque no los comprendemos.
9.— Promovemos, divulgamos y aplicamos las ancestrales tradiciones etílicas de nuestro pueblo.
10.— Creemos en la libertad, la responsabilidad y en el conductor de turno en noches de embriaguez.

Léase y publíquese, al lado de la lista de precios de cada taguara, bar, discoteque o licorería de la República.

Crónicas de un mochilero (V)


Linia 1 Estaciò Rocafort

Al fin había llegado a el aeropuerto del Prat. Al salir del avión tomé un pasillo que daba con el salón donde recogería mi mochila. Después, saldría del terminal A y me encontraría con El Tuyío, tal como habíamos acordado semanas atrás estando en Caracas. El Tuyío fue a buscarme acompañado por El Master, uno de sus hermanos. El Master tenía poco más de un año viviendo en Barcelona. Con sabiduría decidió que, una vez terminada la carrera de Administración de Empresas, tenía que continuar los estudios de tercer nivel en Europa. Siempre lo tuvo bastante claro. No sería nada fácil acostumbrarse a vivir lejos de su familia en medio de la soledad propia de estos casos, él lo sabía y así lo asumió. Con el tiempo las cosas irían mejor. Por lo menos ahora compartía piso con Jorge, el mayor de los tres hermanos, quien también había emprendido la aventura de emigrar.

El encuentro en el aeropuerto fue típico; como los de siempre entre unos buenos amigos. La sensación de nostalgia por el pasado y las ganas de planear el futuro inmediato siempre están presentes. El Prat cuenta con una estación de trenes de lejanía que comunica al terminal aéreo con la estación Sants del metro de Barcelona. Sants es el punto donde se encuentran todas las líneas, la estación central. Con un ticket multiviajes pasamos por el torniquete, no sin tropezar antes con la marea de gente que estaba en el lugar.

Durante el trayecto me percaté que ni las autoridades de inmigración francesas ni las españolas habían sellado mi pasaporte. Pregunté a los muchachos si eso era normal y respondieron que no. La situación no me preocupó demasiado. Ya estaba en Europa. El viaje hasta Sants se me hizo bastante corto. Por la ventana del tren pude ver los suburbios de Barcelona. El paisaje estaba compuesto por paredes de ladrillos llenas de graffittis e interminables complejos multifamiliares.

Al llegar a la estación central noté que los letreros estaban catalán y la misma lengua se usaba en el sonido interno. De la estación Sants teníamos que tomar un metro de la Línea 3, la verde, hasta la estación Espanya, para luego montarnos en uno de la Línea 1, la roja, hasta Rocafort. Después me explicaron que también nos serviría la estación Urgell. El apartamento quedaba a dos cuadras de ambas estaciones, en la calle Consell de Cent en el número 101. Al principio, este montón de líneas se me hacía un poco complicadas. Dicen que la práctica hace al maestro, y es así. En las próximas dos semanas me tocaría tomar el metro para todas partes -es la mejor forma de moverse en la ciudad- y acostumbrarme a la ininteligible voz que decía en un tono bastante peculiar: “pròxima estaciò: Rocafort”.

Recomendaciones de hoy:

El blog: Typical catalan - El sitio: Metro de Barcelona - La peli: L'Auberge espagnole, dirigida por Cédric Klapisch - El trago: Mediterraneo - La Ñapa: Ludovic, no te vistas que no vas

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13.5.06

¿Dónde está Fleming?



hijo

Yo no me vendo al reguetón. No me rindo ante ese ritual satánico salido de alguna sala de psiquiátrico lleno de malsanos a quienes el electroshock sólo les tuerce el cuello. Puede que haya llegado para quedarse, tal como lo hicieron los nazis, los vampiros y el loco video loco, pero confío en la humanidad y en que seremos capaces de ingeniárnoslas para salir de nuestro trágico bache… o en su defecto, reemplazarlo por otro. Ojalá que los del departamento de imposición de modas no escojan a la cumbia norteña como antídoto.

Ante un virus que cobra cada vez más vidas, no puedo sino ver, impotente y con indignación, cómo los seres queridos de los seres queridos de otros seres queridos son carcomidos vivos por tan terrible enfermedad. Como bien expresó el chamodel114, el reguetón activa ese sandungueo latente que todos llevamos por dentro; pero si la nota es el meneíto y el descontrol de las extremidades, ¿porqué nadie apuesta por el mal de San Vito y los derrames?

Reguetón era el ángel predilecto de Dios, pero fue corrompido y vendió su alma. Luego, ni guevón que fuera para calarse el karma solito, reclutó y recluta a diario cientos de miles de desprevenidos transeúntes que encuentra volando por ahí para convertirlos en reservistas del ejército de Satán. Daddy Yankee, por ejemplo, antes de perro mayor fue pescadero pero ahora anda en limosina alquilada y vive en burbuja blin-blindada. Lo que pasará, pasará y sin poderlo remediá, su bulbuja esplotará. Son cosas que pasan en el barrio.

¿Cuántas vidas más debe cobrar el monstruo para que comencemos a erradicar esta peste? Sólo Dios y talvez el IVIC tengan la respuesta, pero yo no pretendo esperar a que (ni dios lo quiera) un día mi dulce madre me diga: ese Don Omar canta como sabroso.
No traten de convencerme de que el reguetón es bueno. Ni siquiera de que no es tan malo. Traten de convencer a Rodney King de que sus agresores sólo querían servir y proteger. Convenzan a Bárbara Palacios de que ese “falíz” no lo escuchó nadie. Convenzan a Juan Pablo de que Mehmet Ali Agca sólo estaba echando vaina y que dos tiritos no matan a nadie. Por cierto, en un rato se cumplen 25 años de esa movida...

Construyamos juntos un mundo en el que podamos vivir sin miedos. Un mundo en el que nuestros hijos se sientan seguros de asistir a fiestecitas y matineés sin exponerse a alguna clase de mutación sandunguera de moda. Ya basta de matanza, ya basta de indiferencia, ya basta de reguetón. Contra la bacteria que come carne (con papas) a mi me gusta penicilina. Dame penicilina.

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11.5.06

Fragmentos caraqueños (IV)


Título: "Tu silencio está lleno de palabras" (Solares)
Autor: Marcos Mendoza Saavedra
Técnica: Digital
Locación: El Silencio
Fecha: 2006


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El único muerto es el sheriff John Brown


Hace 25 años yo no había nacido. Tú ya habías sembrado el legado que germina cada vez que te escuchamos. Entonces, en esos años difíciles, con la mayor de las rebeldías te imponías a los arrebatos del poder; nos regalabas lecciones magistrales que hoy día siguen vigentes. Venciste la oscuridad, la incertidumbre y te hiciste más grande. Te convertiste en leyenda.

Te oí decir que todo seguiría igual hasta que el color de la piel tuviera la misma importancia que el color de los ojos. Hablabas de redención, de levantarnos, de dejar a un lado la opresión. También hablabas de amor, siempre lo hacías. Cuanta razón tuviste. Hoy todo sería muy distinto.

Escribo para recordarte, para hacer tributo a tu valor. Porque tus luchas, las de antes, siguen siendo las mismas en cada amanecer. Brindo por ti, porque lo lograste. Eres como de la familia. Eres el tío del alma rebelde. Para usted mis respetos, señor Robert Nesta Marley.

Recomendaciones de hoy:
Buscar, a como dé lugar, algún disco de Bob Marley. Ponerlo a sonar a toda potencia. Repetir cuantas veces sea necesario.

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9.5.06

Presea, mami, presea


El sitio está repleto de humo. Es como un banco de niebla que no permite que veas bien a tu pareja. La imagen parece una orgía en un baño termal de la antigua Roma. Las decenas de cuerpos, que se estremecen al compás de la música de fondo, comparten sudor por galones. Los roces no son inocentes, no deben ser así, estamos bailando reggaeton.

A ella la conozco desde hace dos canciones, pero ya he sentido la totalidad de su cuerpo. Mis manos exploraron su torso y sin discreción también me adentré en sus carnosidades. He llegado más lejos que aquel noviecito que tuvo en bachillerato. Él la respetaba. Ella no buscaba eso. Yo no quiero respetarla. Ella tampoco quiere que lo haga. Repito, bailamos reggaeton.
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Comprendo que existen personas que no soportan el reggaeton. A mi también me pasó. Es un ritmo básico, las letras son decadentes y los intérpretes no tienen talento. Okey, eso lo sabe todo el mundo ¿y qué? El reggaeton no es para disfrutarlo desde una butaca del Teresa Carreño, ni para darle una serenata romántica a una pretendiente. Tampoco es para que colecciones los discos originales o eduques a tus hijos. Nació para abrirle paso al sandungueo latente en las personas. Para acabar con la doble moral en la intimidad de la pista de baile. El reggaeton es la viva expresión de nuestros pueblos que están infestados de machismo y promiscuidad y, por lo tanto, aun le queda larga vida.

Al principio, se creía que desaparecería en unos meses. Su partida de nacimiento tiene ya varios años. Los suficientes como para superar fenómenos ya olvidados como la lambada o la macarena. El reggaeton no es así. No es pasajero. No es algo que puedas espantar como a una mosca. Si la idea es calificarlo por la carencia de valores en sus mensajes, deberíamos preguntarnos: ¿acaso no vivimos en una sociedad dónde se exaltan los antivalores en cada esquina, en cada salón de clases, detrás de cada sotana, en todos lados?

Hasta el más intelectual de mis amigos ha sido atrapado por este ritmo pegajoso en alguna discoteca. La más casta de mis compañeras no controla sus impulsos cuando la marea de algún night club la arrastra a “perrear”. No se salva nadie. Desde las niñas bien del Friedman hasta en la fiesta de quinceaños en algún barrio bailan ese son. Como dicen en las terapias de grupo: “El primer paso para recuperarte es aceptar que padeces el problema”. El reggaeton no es el culpable, es sólo el reflejo que produce nuestra sociedad al verse en el espejo.

Recomendaciones de hoy:

El blog: Reggaeton - El sitio: Daddy Yankee - La peli: Closer, dirigida por Mike Nichols - El trago: Erre cocktail - La Ñapa: A El Puma le gusta el reggaeton

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7.5.06

Crónicas de un mochilero (IV)


Escala

¡Qué vaina más grande! El aeropuerto Charles De Gaulle de París es inmenso. Es uno de los dos con que cuenta esta ciudad —el otro es el Orly—. Nuestro vuelo llegó al terminal 2C. Disponía de treinta minutos para llegar hasta el terminal 2F donde saldría el vuelo que me conectaría con Barcelona. Pensé que nos montarían en algún bus para acercarnos. ¡Ja! Me tocó descifrar por dónde era el camino. Estaba realmente perdido. Habían un montón de letreros por todas partes. dèpart / sortie/ arrivè/ bienvenue/ boutique/ accès. Yo veía todo en chino —o en francés, que viene a ser lo mismo—.

Después de preguntar a varias personas y dar vueltas en círculo descifré el enigma. El terminal 2 estaba dividido en cinco grandes salones, cada uno de ellos corresponde a un subterminal. Este es el más moderno de los tres que conforman todo el aeropuerto. La arquitectura del lugar es increible, no existen paredes. La estructura impacta. El piso es blanco y brillante, en algunas partes el techo es a dos aguas y está compuesto por miles de cristales que permiten iluminación natural. Vidrio y acero es la combinación utilizada por los arquitectos de este lugar de pasillos enormes. Una vez en el 2F, me encontré con un caraqueño que tomaría el mismo vuelo que yo. Él haría escala unos días en Barcelona para irse luego a Italia donde lo esperaba su novia. Nosotros éramos apenas dos de los más de cuarenta venezolanos que teníamos a la “Ciudad Condal” como destino esa mañana.

Una vez dentro del avión fui atendido por la aeromoza más linda que jamás había visto. Su nombre es Elena. De padre español y madre francesa esta chica era un espectáculo. Es de esas mujeres bellas, dulces y, además, trabajadoras con las que nunca paro de soñar. No me atrevo a describirla físicamente por temor a quedar corto. El De Gaulle había dejado de ser impactante. En ese momento sabía que nunca más la volvería a ver —como a tantas personas durante el viaje—. Ella también sabía que yo estaba embobado con su presencia, pero seguro estaba acostumbrada a enamorar a cuanto pasajero atendía cubriendo esa ruta tres veces por día. Lo nuestro no podía ser. Primero, porque ella nunca se lo planteó — Bueno, en mi imaginación sí lo hizo—. Segundo, porque yo no tenía tanto dinero como para tomar ese vuelo un par de veces más, en plan de acosador, y así conversar un poco con ella de nuestro futuro. Tercero, el último pasajero que abordó el avión se sentaría a mi lado y la espantaría de inmediato. Elena tenía la experiencia suficiente como para saber qué tipo de pasajero era él.

Este muchacho era el típico mochilero norteamericano con sobrepeso de 21 años que viajaba a Europa para drogarse mucho y luego quejarse de lo terrible que era todo fuera de su país ¡Qué tipo tan atorrante! Pero yo me lo merecía. Mi error fue comenzar a hablar con él en inglés. “Me hará bien practicar el inglés. Además, debo hacer amistades” ¡Idiota! Una vez que se activó su incontinencia verbal nada podía detener a este partner. En un momento llegué a pensar que lo mejor sería encerrarme en el baño del avión hasta que llegáramos a tierra firme o pedirle a Elena que me cambiara de asiento, pero me dije: “Este vuelo es corto. En media hora habremos llegado”. Así las cosas, después de escuchar las toneladas de reclamos que hacía el gringo aterrizamos en El Prat y de Elena no supe más.

Recomendaciones de hoy:
El blog: QTPD - El sitio: De Gaulle - La peli: The rules of atracttion, dirigida por Roger Avary - El trago: Air France - La Ñapa: La paradoja del Coco Basile

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5.5.06

+ 10


hijo

La nueva campaña de Adidas ya comenzó. Se llama ME +10 o, en cristiano, yo y 10 carajos más. Se trata de una serie de comerciales en los que diferentes estrellas del planeta fútbol recorren las calles del mundo en busca de coequiperos entre la gente común para luego enfrentarse en un partido amistoso contra la oncena amateur de otro crack. La marca de las rayas no ha dejado nada al azar. Kaká vs. Riquelme, avivan el fuego del eterno clásico sudamericano. Kuranyi vs. De Jong, terminan lo que hace más de 30 años comenzaran Beckenbauer y Cruyff. Y así como éstos, muchos otros son los enfrentamientos ideados por la marca alemana, incluyendo países de menor renombre, Japón y Chile.

Pero si Chile tampoco va al Mundial, por qué diablos no se acuerdan de Venezuela, la revelación de las eliminatorias y toda esa paja, se preguntarán algunos.

La respuesta es sencilla, puesto que en realidad nadie olvidó a la vinotinto. Juan Fernando Arango Sáenz, como ya saben hasta las señoras, es una de las imágenes de Adidas en Latinoamérica, y por tanto fue considerado para compartir cartelera con Salas o Sierra, pero al no encontrar un pareo comercialmente atractivo como los México vs. USA o Inglaterra vs. Francia, la competencia de Nike tendría que haber cambiado su campaña en Venezuela a Arango + 10 + Básico + IVA, y eso daría la impresión de que aquí siempre hay una trampita, un “ah, se me olvidaba decirte”.

Pero ayer lo comentaba un profesor y fue allí cuando me golpeó la mano derecha la frente al tiempo que me atrevía a emular a Arquímedes y decir “¡Eugenia!”. Las campañas, al igual que la materia, no se destruyen, sino que se reciclan, se plagian y/o se reconfiguran. Fue allí cuando me golpeó: los 10 del volante de creación, Chávez (y por ende del incansable líbero solitario, Petkoff) no son adivinación psicoanalítica de Jung ni mucho menos paja loca. Esto es innovadora Política a la deportiva.

Al igual que en los comerciales, el primer paso a seguir por los artífices del peloteo, es el reclutamiento entre millones de aspirantes a la fama, de un equipo potente, bien compenetrado y que a la hora de la chiquita, no duden en desplegar zancadillas espectaculares al contrario. Todo ello en sus respectivos idiomas, obviamente.

El matchday se aproxima y la expectación crece. Compren sus entradas ya, just do it. Quizás en medio de todo, nos evangelice el Puma, total… imposible is nothing.

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4.5.06

Fragmentos caraqueños (III)


Título: sin título
Autor: Ariana Basciani
Técnica: Digital
Locación: Pasillos de la UCV
Fecha:febrero 2006

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