26.10.06

El muro va


Vamos a dejarnos de pendejadas, yo tengo el poder. A mi muy poco me interesan esos chicanos y sus jornadas laborales de doce o más horas mal pagadas. Hay que evitarlos a como dé lugar. Ya nos estamos llenando de latinos y hay que parar esa guachafita de una buena vez.

A mi no me interesa más nada. Libertad, segregación y discriminación son palabras que uso cuando me da la gana y hoy, justamente hoy, no me provoca. No las necesito. Lo que necesito es cubrir toda la frontera con un paredón inmenso muy al estilo Berlín, porque no quiero chicanos acá. Que ellos resuelvan. Que intenten brincar la cerca. Que hagan túneles subterráneos. Ese no es mi problema. Yo, el bravo, coloco un muro para alejar a los indeseables. A esa minoría que busca apoderarse de mi american dream. A esos pendejos. Pinches mexicanos, no pasarán. El muro estará ahí, como muestra de mi grandeza. Como símbolo de mi desprecio hacia ellos. El mensaje está claro: vayan a chingar a su madre.

Que proteste el mundo entero. No me importó antes, mucho menos ahora. Yo soy el que soy, el propio, el guapo y apoyado. El que va a levantar el muro. El que firmó el decreto. Mexicano que vea brincando esa vaina, mexicano que raspo. Y mexicanos son todos esos bichos que viven al sur del paredón. Todos ellos, los que nos quitan puestos de trabajo indeseables, los que vienen a tener hijos acá que luego se creen norteamericanos, los feos, los latinos esos.

¿Quién los manda a firmar tratados de libre comercio con nosotros? Yo no los obligué. Si hay pobreza de aquel lado, pues es su culpa. Yo voy a lo mio. Ahora que se jodan. Que nos manden la materia prima de allá de la selva y ya. Pero ellos para acá no vienen más. Que se jodan mil veces. A mi, la verdad verdaíta, no me importa. Por eso el muro será fuerte, arrechísimo. Para levantarlo he pensado en contratarlos como mano de obra, para que no estén hablando zoquetadas de mi ¡Hasta trabajo les voy a dar! No se quejen. Les estamos regalando tremenda chamba. Y ahí estará mi muro. Y pasará el tiempo y la gente me recordará…

— … y también recordarán a su madre, señor presidente. Justo antes de ver ese muro caer.


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All in


FiFtyUanA

La semejanza entre el póker y las relaciones humanas es impresionante. El jugador sabe con sus cartas qué combinación puede ligar, pero es necesario ir hasta el final de la apuesta para ganar el bote y descubrir qué tiene el otro.

Ahí está el riesgo y lo dicotómico de este juego. Igual que en la amistad y el amor: hay que llegar a lo último para ganar o perder, y si se corre con muchísima suerte se puede empatar.

¿Confianza en las barajas que se tiene? ¿Saber intuir qué tiene el adversario? ¿Utilizar la mentira para ganar? ¿Descifrar la mentira de los demás? Así se juega. Sin embargo, el que no arriesga no gana. Todo es posible. Existe la misma factibilidad de vencer o correr con la derrota. Gritar: “¡Dame la salsa! ¡Pásame lo mío!” O, la otra cara de la moneda, decir tras un suspiro y con la impotencia que te aprieta la mandíbula: “Qué mala suerte, no pesco ni una gripe”.

Sinceramente, no es una sensación muy agradable ver que otra persona se lleva nuestro dinerillo. Da mucha rabia –créeme-. A veces pasa por no ver un poco más allá de nuestras narices. No nos percatamos de un detallito: siempre está latente, en la mesa, la posibilidad de que alguien tenga una jugada mayor que la nuestra. Es así. No obstante, más insatisfacción proporciona no llegar hasta el fin y sorprendernos con que esa mano o esa partida era nuestra, pero la perdimos por no apostar. ¿Por miedo o por razonar más de la cuenta nos abstenemos de jugar? Es cuestión de azar. ¿Por cuál de esas dos opciones has perdido?

Eso es lo emocionante y lo jodido, tanto en el póker como en la vida. La mejor manera de conocerse a sí mismo es pagar la apuesta, pagar para ver las cartas de los otros. Si no descubrimos qué naipes esconden las demás personas, no sabremos qué tan efectiva o decadente es nuestra estrategia de juego. Cuando todos los que van por ganar voltean sus barajas, empezamos a entendernos a través de ellos. Logramos aprender que la cagamos por confiados y mentirosos, o por caer en la trampa del oponente. Si ganamos y pensamos un poco podemos deducir cómo juegan los demás, cómo mentirles, y lo mejor es que hay más dinero para seguir tentando nuestra suerte.

No cualquier persona cree en sí misma y apuesta todo para saber qué posee el rival. Muchos apuestan todo para que nadie se atreva a jugar, van “all in”, porque se sienten capaces de medirse ante cualquier mano.

Hay que tener valor y picardía para llegar hasta el final. Se abrió el river. No es fácil arriesgar todos los churupos por ver el último naipe sobre la mesa. Cada quien tiene su estrategia de juego, pero sólo gana el que lo apostó todo en algún momento. No te emociones, que arriesgar todo no asegura la victoria, más de una vez es la firma de nuestra caída. Lo cierto es que los grandes jugadores dicen: "quien juega por necesidad pierde por obligación".

Yo juego por diversión, no apuesto para hacerme millonario, lo hago por el placer de perder o ganar. He perdido más de lo que he ganado. Eso sí, pago por ver las demás cartas, he aprendido a mentir y a que me mientan. He aprendido qué es perder todos mis centavos. Simplemente: He jugado. No me gusta quedarme con la duda, puede que por eso no gane con mucha frecuencia. Pero sólo es dinero. No me arrepiento, -¿qué ludópata no?- pues lo hice por diversión. Mis pretensiones no son las de hacerme rico a costilla de la diosa fortuna. Es sencillo, más de lo que imaginas. Me gusta ver las cartas de mis adversarios, que por lo general son mis amigos. Una pregunta: ¿Tú cómo juegas?

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25.10.06

Es triste cumplir años así


La doña
cumplió hoy [ayer] sesenta años y nadie se enteró. Y eso que en toda la puerta de entrada hay una placa que lo recuerda. Muy atrás quedó su época de gloria, doña. Ya no es más que una leyenda. Su tiempo pasó. Está olvidada por todos. Por los estudiantes, profesores, obreros, y por la directiva. Por sus hijos, pues. Es una malquerida y eso es triste.

No es ni la sombra de lo que fue. Lamentablemente ese es el destino de los ancianos por estas tierras. El trópico parece que no nos deja valorar su longevidad. De ser referencia obligada pasó, sin darse cuenta, a ser una Escuela más. Una del montón. No me atrevo a afirmar que usted es la culpable. Mucho menos que de sus entrañas no salga nada bueno, pero hay que ver que usted se merecía otra cosa. Tanto desdén no lo aguanta nadie. Tanta apatía es como mucho.

Hoy no me queda más que brindar por lo que alguna vez fue. Brindar por el pasado y creer que habrá un futuro mejor -ilusiones de chamo-. Por una renovación total. Cuanto me gustaría que le volvieran a agarrar cariño del bueno. Ese cariño que usted se merece. Por lo menos, algo de respeto. Un detalle. Cualquier cosa, mi doña.

Difícil será olvidarla. Igual de duro es tener que recordarla en ese estado. Lo bueno: un montón de grandes amigos con los que tuve el placer de compartir aulas para aprender a diario de todos ellos. Vivimos durante todo este tiempo en una Escuela en decadencia. Lo sabíamos y no pudimos hacer nada. Lástima, doña. Es una lástima por usted.

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24.10.06

Estoy enamorado de ti


Te amo completica. Con tus virtudes, evidentes, que me me atrapan. Con tus defectos, que me atrapan igual. Estoy perdido. Enamorado. De tu largo cabello negro, de tus ojos azules, de tu rostro perfecto, de tu contoneo. Amo tu espalda, y más allá de eso, amo tus nalgas. Tu cintura es mi delirio. Tu voz, perfecta. Te amo.

Amo cuando bajas del barrio y tomas el metro. Amo cuando te vas de shopping al Centro Comercial de moda con tus amigas. Amo a tus amigas y a las amigas de tus amigas. Amo cuando te importa muy poco la moda y eres tú, sin maquillaje. Te amo cuando sudas y cuando palpitas. Me vuelves loco. Mil veces loco. Te amo, nena.

Amo cuando no sabes que existo y si existo no me amas. Amo tu desprecio, amo tu seguridad. Te amo entera cuando me dejas hacerlo. Te amo, nena.

Es una sensación indescriptible. Siempre te quiero a mi lado, porque te amo. Ya no me abandones más. No te hagas la loca. O hagas como que no me conoces cuando te digo algo por la calle. No creas que soy obsceno, nena. No. Simplemente estoy enamorado de ti. Cuando te levantas y cuando nos vamos a dormir juntos. Te amo, nena.

Amo sentirte, o no. Amo cuando peleas milvecesporhora, esas son tus revoluciones y te amo por eso. Amo cuando estas casada o conmigo o eres la novia de alguien o la mia. No importa, porque en el fondo te amo, nena.

Te amo cuando eres ingeniero, buhonera o ama de casa. Oh, cuanto te amo cuando no haces nada. Y cuando lees. Y cuando me lees te amo más. Amo tus locuras cuando eres una niña de tu casa o cuando eres la mejor de las amantes. Cuando estás embarazada, te amo por mil; y cuando crees estarlo, también.

Te amo acá y allá. Si llueve o si llueve menos. Cuando eres la más superficial y cuando eres intelectual. Qué importa nada, qué importa todo si me tienes enamorado a tus cuarenta años o a tus 18. Te amo, mujer. Te amo.

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Jurungando mi iTunes


Esta semana:

Andrés Calamaro

El Calamaro tiene dando vueltas por el mundo de la música desde los ocho años de edad cuando aprendía a tocar el bandoneón. Desde ese mismo instante, se dio inicio a una carrera que ha dado giros increíbles. Después de formar parte de varias bandas, por allá por los años 80, Calamaro decide dar un primer paso como solista dando vida a su disco: Hotel Calamaro. Algunos temas de este álbum fueron producidos por Charly García y Fito Paez participó como colaborador en otros tantos.

A pesar de estar tan bien apadrinado, los ochenta fueron años tormentosos para Andrés. Después de pasar casi desapercibido por el público y no gozar de mucho apoyo por parte de la crítica, Calamaro decide radicarse en España, y es allí dónde forma la banda Los Rodríguez. En la década de los noventa, Andrés Calamaro sacó a flote toda su creatividad y la hiperproductividad del artista lo llevo a publicar cuatro discos con Los Rodríguez, cuatro como solista —el último de ellos, El salmón, disco quíntuple—, infinidad de colaboraciones y uno que otro out—take que rodó por internet. Lo más reciente: El cantante, disco acústico con varios covers de clásicos de la música latino americana... y en noviembre llega El Palacio de las Flores

La canción de hoy: En una entrevista, hace varios años, Calamaro fue interrogado por Jaime Bayly sobre su nuevo corte de cabello. El Calamaro respondió; “Che, qué querés. Lo corté y me lo fumé.” En ese momento debió sonar Aquí no podemos hacerlo. ¡Salud!

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güanabi bloguer, a blogstar


Leyendo varios blogs venezolanos, me di cuenta que el reportaje publicado en Todo en Domingo sobre la el way of life del bloguero criollo ha levantado polvo. Las críticas están por doquier. La periodista que realizó el trabajo ha sido cuestionada por muchos. En algunos casos se le acusa de no estar pendiente, de ser la campeona mundial en el copy/paste, o de no resaltar los aspectos “realmente importantes” de la blogósfera nacional. Pendejadas.

A mi, más allá de la posible superficialidad con la que se abordó el tema, me preocupa la reacción colectiva sobre el asunto. Se respira en el ambiente ganas de linchar a la periodista. Señores, calma y cordura. La cosa no es para tanto. Hay que entender, de una vez por todas, que no siempre estaremos complacidos con lo que se escriba sobre nosotros y mucho menos la gente que escribe sobre nosotros tratará de complacernos.

En principio, debemos estar claros que para profundizar sobre todas y cada unas de las características que están vinculadas al universo blog sería necesario dedicar completamente la edición aniversaria de la revista dominical de El Nacional para abordar el tema. Todo esto da para una tesis doctoral.

Queda claro que debemos aprender a leer entre líneas cómo nos ven desde afuera ¡Claro que nos debe preocupar que se nos vea con superficialidad! Lo alarmante está en que algo estamos reflejando mal ¿o no?

De cualquier forma, creo no existe unanimidad tan siquiera en la definición de qué somos como comunidad. Así que si nosotros no estamos claros, mucho menos estarán los demás.

En definitiva, debemos comprender que somos un fenómeno —con todas las implicaciones del caso— muy joven que está en constante mutación. Aun nadie sabe digerir lo que esto significa y el alcance que pueda tener.

Lo que sí me ha quedado claro con toda esta polémica es el enorme ego colectivo que compartimos como blogueros. Somos agrandados, señores. Terriblemente agrandados. Creo que el primer paso es, como dicen en AA, aceptar que padecemos el problema. Luego, debemos aprender a exteriorizar lo que somos. Tenemos que darnos a conocer, pero primero conocernos bien. Mientras tanto, no seremos más que unos blogueros güanabí, con enormes ganas de figurar y llegar a ser un blogstar.

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11.10.06

Fragmentos caraqueños


Título: Sin título
Técnica: digital
Locación: Parque Jesús David Garmendia
Fecha: Septiembre 2006
Autor: Oscar González Grande

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10.10.06

Jurungando mi iTunes


Esta semana:
Héctor Lavoe

Alguna vez existió un genio sobre el escenario. Un hombre que supo conquistar al público con sus increíbles improvisaciones y característico buen humor, dándole un nuevo sentido a la salsa. Este hombre fue bautizado en su natal Puerto Rico con el nombre de Héctor Juan Pérez. Estando en Nueva York se daría a conocer como el cantante de los cantantes, el hombre que respira bajo el agua, Héctor Lavoe.

Formó una de las llaves más exitosas dentro de la música latina, junto con Willie Colón y su banda. El público amaba a Héctor, y eso quedó demostrado en múltiples oportunidades, a pesar de los desplantes del sonero, producto del uso de drogas fuertes, especialmente la heroína. Una jeringa infectada transmitió el Sida a un debilitado Héctor que moriría en 1993 a causa de la enfermedad. Ese año nació la leyenda.

La canción de hoy: El Rey de la puntualidad, interpretada -en son de "joda"- por el más grande, el señor Héctor Lavoe.


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8.10.06

Crónicas de un mochilero (XIII)

A una noche de París

Ya mi estadía en Barcelona se había prolongado por muchos días. Una semana más de lo que tenía previsto. Había llegado el momento de empacar todo y comenzar el verdadero viaje. En los planes originales, los que teníamos en mente con varios meses de antelación, el Tuyío y yo recorreríamos Europa. Por lo menos, él me acompañaría por una buena parte del camino. Pero, como siempre sucede en estos casos, lo que teníamos previsto no se cumplió.

Jorge, su hermano mayor, estaría hospitalizado unos cuantos días a causa de las quemaduras, así que el Tuyío decidió quedarse con él. Acto —comprensible por demás— que me dejaría a la deriva. Si bien es cierto que me había planteado el viaje como una aventura, nunca imaginé sus dimensiones, porque nunca tomé en cuenta que me encontraría completamente sólo en países desconocidos. Mi único respaldo serían los apuntes de ciertos hostales que había encontrado por internet estando en Caracas y mi dominio estándar de el inglés, única lengua que me serviría para comunicarme fuera de España.

Ese tren que me llevaría desde la Estación de Sants, en pleno corazón férreo de Barcelona, hasta el Gare du Nord, en la mismísima ciudad de París, sería mi primer tren. Nunca antes había viajado en uno y no sabía realmente cómo funcionaba el sistema. Me encomendé a la lógica, que también sirvió de mucho, aunque la práctica me demostraría luego que la lógica no es infalible.

Salí con rumbo a Francia un sábado a las 20:00 horas. Todos los viajes largos en tren los pensé en horario nocturno, así podría aprovechar al máximo los días. Minutos antes, mientras esperaba en la estación para abordar mi primer tren, tuve miedo por un instante. Me sentía desnudo. Éramos mi mochila y yo. Nosotros contra lo que viniera, contra lo desconocido que, pronto, ya no lo sería más.

De tanto pensar en lo que estaría por venir se me pasó el tiempo y al fin llegó el tren. Las primeras horas del trayecto las pasé imaginando, fantaseando. No podía quedarme dormido. Los pequeños asientos tampoco ayudaron mucho en ese sentido. El tren se detuvo en la frontera franco—española. Ahí tuvimos oportunidad de bajarnos, mientras los mecánicos del tren lo colocaban en los rieles franceses. Fue el lugar perfecto para dormir un poco. Compré una botella de agua y me tiré en el suelo de la estación usando la mochila como almohada. Ya era oficialmente un mochilero.

Pasaron menos de treinta minutos y abordamos otra vez. En ese momento volví a pensar en lo que estaba por venir. ¡Qué carajo!, me dije. Lo mejor está por pasar. No imaginaba lo que me tocaría vivir durante las próximas siete semanas. Lo único que tenía seguro es que primero sería París.

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6.10.06

Mis compañeros de trabajo


En estos días estaba actualizando mi curriculum vitae. Cosas de ocioso, porque en realidad no pienso llevarlo a ningún lado. Lo cierto es que me di cuenta que he matado tigres en un montón de trabajos. Puedo ser, sin dudas, el Sandokán de los nuevos tiempos. No importa la envergadura del felino, ahí estoy yo para dar cuenta de él. He hecho casi de todo. Desde entrar al mundo de la pirotecnia, pasando por las artes gráficas y el doblaje de voces. Todo, sin tener experiencia previa en nada. Hasta de taxista trabajé una vez. Repito, cosas de ocioso.

Recordando y recordando, di con un montón de personajes particulares que alguna vez compartieron labores conmigo. De verdad, la fauna de personas raras es variopinta e interminable. Una vez encontré a uno de mis compañeros oliendo pega, tengo otro que es adicto a la pornografía en internet, me he topado con borrachos, ludópatas y mitómanos. Gente bien rara; de esos que usan peluquín o el mismo flux todos los días por cábala.

De todos, hay dos personajes que se llevan los honores:

  • Joao. Es uno de los tipos más raros que nunca conocí. De verdad que es muy singular. Tal vez su aspecto atolondrado ayuda un poco. Está todo el tiempo en silencio, pero es un silencio incómodo, sobre todo porque cuando ya se ha pasado un tiempo con él se sabe que en cualquier momento dirá algo que carece de coherencia. El tema no es su incoherencia, sino la forma cómo dice las cosas. A nadie toma por sorpresa cuando va a hablar, porque en su rostro se refleja toda la mecánica, en cámara lenta, de lo que vendrá. Y uno lo mira, seguro de que algo va a soltar y ¡pum! lo dice, pero no se le entiende bien. Habla para adentro, con vergüenza. Entonces él, sabiendo que nadie entendió, repite lo dicho. En este punto aun ninguno ha comprendido lo que quiere decir y él se pone nervioso. Tanto, que es capaz de perder el control y entrar en pánico y quedarse inmóvil. Y a uno no le queda otra alternativa más que hacerse el loco, también.

Además, Joao debe tener el récord mundial de resistencia al chalequeo. Impresionante. La cuerda de jodedores con los que trabajamos no hacían más que burlarse de él. Y él, como si nada. Se abstraía y en su rostro se reflejaban ganas de revancha, cosa que nunca llegó. Cosas de las personas buena gente.

  • Cuando conocí a la señora Nela, yo estaba muy chamo. Pero recuerdo a la perfección que desde siempre habló de sus criaturas. Todo el tiempo. Todos los días. Decía que estaba preocupada porque la menor estaba enferma y necesitaba unos remedios. También contaba las travesuras de el mayor y lo pícaro de su rostro. Un buen día me llamó por el teléfono interno para presentarme sus bebés. Cuando entré a su oficina me dijo: “Conoce a Carlos II. Es una belleza. Ella es Petunia.”. Carlos II y Petunia eran unos quelonios. Dos tortugas que la señora Nela tenía en una cesta. Con el paso del tiempo comprendí que también le decía criaturas a todos sus animales. Gatos, pájaros, perros y pare usted de contar. Nunca olvido su frase favorita: “Cuanto más conozco al hombre, más adoro a mis criaturas”. Cierto.
Esta señora, la señora Nela, dice que vivirá hasta los 140 años y me confiesa —porque me convertí, sin pedirlo, en su confesor—, que su vida sexual es maravillosa y plena, a pesar de sobrepasar las seis décadas de vida. Ella habla y yo escucho, porque no puedo hacer otra cosa. Ella entra en detalles que me ruborizan sin ser yo un tipo casto. En esos momentos me siento un poco como Joao.

Recomendaciones de hoy: El blog: Sara desesperada - El sitio: Sandokán - La peli: Rocky (I), dirigida por John G. Avildsen - El trago: Sex in the post office - La Ñapa: Ticos, pioneros en emergencias de animales

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5.10.06

De póker, amistades y las que ya no lo son


Mercedes se está bañando en las orillas del río
Mis ojos la están mirando pero es de un amigo mío

Yo no quisiera mirarla pero no tengo la culpa

Se parece una esmeralda con flores de chupa chupa

Que yo le avise a mi amigo muy difícil me resulta

Mercedes — Simón Diaz

La complejidad de las relaciones humanas es asombrosa. Imagina lo difícil que es de por sí entablar una buena relación con un semejante desde el mismo momento en que lo conoces, cuando se dan ese rutinario apretón de manos o aquel desabrido beso en la mejilla. Luego, debes traspasar las barreras previas que suponen los estereotipos. “Es un negro buena gente”. Y todo comienza ahí.

La meta, sin proponerla como tal, no es otra que la de hacer un amigo. Alguien que te conoce bien y al que tú conoces mejor. Todo lo que eso implica. Las horas invertidas. Los momentos agradables/desagradables que hay que atravesar. Lo difícil que es lograr un verdadero amigo. Porque para que alguien goce de tu amistad real, has tenido que dejar a otras personas en el camino. Simplemente, no cumplen con tus expectativas. No tienen el perfil que requieres. Así que los catalogas. Pasan a ser conocidos, panas, compañeros, camaradas, pero nunca amigos. Algo les falta.

Todo, porque se piensa en una amistad como una buena mano, un full en el póker. Cuando tienes un full, no piensas en más nada. Estás seguro. Vas a por todo, y vociferas tu all in a cualquiera en la mesa. Se te olvida que, por poco probable que parezca, alguien más puede tener un póker de ases gracias a las cartas comunes que están en la mesa. Cartas comunes que pueden tomar forma de mujer, dinero, política, celos, familia, traición, cualquier cosa.

Y llega el momento de la verdad. Todo el asunto de la amistad pasa por un examen sorpresa, y tú, por supuesto, no te enteras nunca. Tu amigo tampoco. Es que en esto de las relaciones humanas nada está escrito y cualquier cosa puede suceder. Es la vida misma.

Se presenta el dilema y se toman las decisiones, que a su vez provocan reacciones que sólo conducen inevitablemente a dos caminos. El primero es corto y no los lleva más allá. Se acabó. El otro, tan largo como una vida entera.

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Recomendaciones de hoy:
El blog: Diario póquer - El sitio: Test de amistad (...) - La peli: Amistad, dirigida por Steven Spielberg - El trago: White Lady - La Ñapa: El antiguo amigo de Abramovich

4.10.06

Adivina quién regresó…


Es así, estoy de vuelta. Oxidado. Tratando de agarrarle el ritmo al blog. Estoy de vuelta. Me doy cuenta que todo está hecho un desastre por acá. Como debe ser, así que eso me hace sentirme cómodo, otra vez.

Mi desaparición no fue a causa de secuestro alguno, así que, esta vez, no es culpa de la súper famosa inseguridad capitalina. Tampoco se me olvidó el password para entrar a la cuenta de blogger. Mucho menos me enamoré y me fui a vivir un idilio romántico a orillas del Caribe. Las razones de mi ausencia son mucho más aburridas. Lamentable. Lamentable, pero cierto ¡Qué se le va a hacer! Me desaparecí poco más de dos meses y punto. Ya tendremos tiempo de hablar sobre eso.

Ahora, como cambiando de tema, tengo que ver cómo demonios me las ingenio para volver a recuperar a la gente que antes merodeaba por acá. Tarea difícil. Pero ya se sabe que en este mundo todo puede pasar y, como dice cualquiera, la esperanza es lo último que se pierde. He pensado en varias tácticas, nada novedosas —¿quién dice que deban serlo? [pues, tú hiciste la mención unas palabras atrás {¡ah, cierto!}]— para hacer que los lectores agarren cariño a este blog. A saber:

  • Publicar fotos de chicas seisis, usando diminutos cacheteros (opcional). Preferiblemente hembras del jet set local, para aumentar el morbo farandulero ¡Es un tiro al piso! Ya me imagino el exitazo: “Hoy, fotos de Titina Penzini — Además, sesión especial con las hermanas Wandersauer — No se pierda las confesiones calientes desde el Country de Carmita de Brille” [nota mental: llevar esta propuesta en limpio a la Cadena Capriles].
  • Ofrecer parte de la renta petrolera a cada uno de los visitantes que ingresen al blog. Se me ocurre que podría ser por medio de un mecanismo novedoso basado en una tarjeta —tipo prepago— que se llame: “Mi costilla”. El slogan lo puedo sacar de algún coro pegajoso de una canción de reggueaton que esté de moda. [nota mental: pulir esta idea para que no parezca tan populista].
  • Lanzar mi candidatura presidencial para diciembre próximo. [nota mental: ¡coño, eso cómo que ya lo hice!].

En fin, algo tengo que inventarme. Por ahora, les dejo la primera entrega de “Muñecos de váter”. Desventuras de un personaje que está pintado en la pared.

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Recomendaciones de hoy:
El blog: El blog intelectual - El sitio: Periodismo de Paz punto org (enhorabuena!) - La peli: Elipsis, dirigida por Eduardo Arias-Nath - El trago: Rum Aid - La Ñapa: El secreto de una larga vida: sexo y cigarros

Muñecos de vater



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