
Esta es una guía, mi querido aspirante a idiota, que no tiene nada que ver con Plinio, Mario y Carlos Alberto. No. Si pensaste en eso a primera vista, te darás cuenta que es importante para ti seguir leyendo un poco más. Si, por le contrario, el título de este post no se te hace para nada familiar, es imprescindible, imperante, que le eches una leidita y aportes algunos datos que, de seguro, te sobran. En principio te preguntarás: “¿Qué demonios le pasa a este idiota? Cómo va a venir a hablarme a mi del perfecto idiota. Qué se cree.” Elemental, mi querido Jackson. Un idiota, un perfecto idiota, puede hablar de lo que le venga en gana, con toda la propiedad del caso, las veces que le parezca. Te explico: el primer gran paso para llegar a ser un idiota con todas las de la ley y así optar por la gloria póstuma es hablar en cantidad. Sólo la práctica hace al maestro. Es por esto que debes —desde ya— intervenir cuando nadie te lo ha pedido, inmiscuirte en cuanta conversación ajena encuentres, opinar, opinar y opinar un poco más. Acá no importa si eres ducho o no en el tema de conversación. Lo esensial es que hables. Si escuchas a alguien hablando de boxeo di que Muhammad Ali arregló todas su peleas y que en el 49 fue noqueado en el primer asalto por
Lee Harvey Oswald. Si alguien, por ejemplo, habla de inseguridad, afirma —con gran elocuencia, querido idiota— que todo se resuelve dando créditos populares para
compra de armas. El universo de la idiotez humana no tiene límites. De eso debes estar convencido.
Una vez superado el escollo inicial de darte a conocer como un idiota, debes asegurarte de que esa fama no se pierda. Recuerda, fueron muchas horas/hombre de estupideces a vox populi que no pueden caer en
grama japonesa. Ahora debes ser un idiota orgulloso. Las palabras en el aire son para presumidos, no para idiotas. Debes llevar tu verbo a la acción. Concretar todo eso que has logrado crear a tu alrededor. No te sirve de nada ser un idiota mítico. Debes convertirte en una leyenda y eso se logra actuando.
Por ejemplo, se me ocurre que en esta fase puedes llegar a una tienda de ropa y probarte todas las franelas y pantalones del lugar para luego no comprar nada. Créeme que el vendedor, mientras dobla todo tu desastre, sabrá lo idiota que puedes ser. Hay mil formas de hacer el idiota por ahí, querido aprendiz. Tal vez puedas comenzar metiéndote en una piscina después de disfrutar de un buen mondongo. O mejor, no le des paso a los peatones cuando manejes o, lo que es brutal, gasta todos tus ahorros poniendo tu carro tunning. Una vez a bordo de tu nave, imagina que la Francisco de Miranda es el circuito de Turagua. Comienza a calentar tus motores hasta que las revoluciones lleguen al tope. Cuando el semáforo esté en verde, pica cauchos hasta que el ruido sea ensordecedor y ríe en tu soledad. ¡Qué idiota eres! Vas por buen camino.
Todo buen idiota consumado debe tener como misión prolongar la especie. Es por esto, querido idiota, que en este punto debes buscar pareja. Eso lo consigues facilito siendo ya un idiota. Créeme, mientras más idiota seas, más linda será tu chica. Nunca faltará quien diga: "mira a esa mami tan linda, con tremendo idiota en el brazo". Trátala mal, sé infiel descaradamente, no tengas detalles con ella, úsala, despotrica de tu suegra. Si la chica sigue contigo después de todas estas acciones te darás cuenta de que ella es tanto o más idiota que tú. Una vez establecida la pareja de idiotas debes buscar un crío. Eso sí, trata de estar desempleado para cuando llegue ese momento.
La crianza de un pequeño idiota comienza desde los primeros días de vida. Cuando tenga una semana de nacido no lo dejes dormir y juega con él lanzándolo por los aires. Dile que no hay nada en el mundo mejor que la ropa de marca, que los niños de piel oscura son malos y que leer es de gallos. Enséñale a jugar caballos a temprana edad alegando que “un día vas a resolverte para toda la vida”. Enséñale a mentir para no ir al colegio. Todo eso será fundamental para su formación como idiota.
Ahora, querido idiota, si crees que tu misión en la vida está cumplida te equivocas, como siempre. Intenta subir al escaño superior:
debes influir en el colectivo. Sé que no eres tan idiota como para ser ministro, pero intenta. Tal vez ya hayas logrado ser policía o tener un rango militar. Si fracasas, porque hay gente más idiota que tú, intenta ganar la junta de vecinos o la sociedad de padres y representantes. Una vez ahí, no tendrás que usar tu nombre, sino que serás “el idiota del bigote” o “el idiota aquel”. Sé que puedes.
Nota para idiotas: estoy siendo sarcástico.
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Latitud 10° 30' N, Longitud 66° 50'W