Hace 61 años terminó la II Guerra Mundial. Hoy debemos preguntarnos si en realidad eso fue así. La paz no está declarada. Siempre es más fácil hacerlo con la guerra. El hombre no aprendió de esa experiencia. El saldo para entonces: decenas de millones de seres humanos muertos. Sí, leíste bien. En esa lista entran judíos, europeos, africanos, japoneses, norteamericanos y pare usted de contar. No se salvó nadie. ¿Quién nos salva ahora?
Entonces las decisiones las tomaban los “líderes” acomodados en sus despachos, bunkers o puestos de comando. Truman decidió darle el visto bueno al proyecto Manhattan. Bonita forma de llamar a la devastación de Hiroshima y Nagasaki. Hitler, impulsado por sus ambiciones personales masacró al pueblo judío y traicionó a su propia gente — con Goebbels a su diestra— usándolos como carne de cañón para pelear un sinsentido. Cómo olvidar a Nagumo y Yamamoto, cuando pegan primero al atacar Pearl Harbor a escondidas. No había forma más rastrera de declarar una guerra. Y la lista de líderes sigue: Churchill, Stalin, Mussolini, Franco, Rommel, etc, etc, etc…
Esos líderes de antes son los Bush, Bin Laden, Blair y Hussein de ahora. La realidad no es muy distinta. Como antes, ahora mueren millones en conflictos armados alrededor de todo el planeta. Siempre los “líderes” están buscando ganar guerras, cuando está claro que nadie nunca gana en una. La historia se ha encargado de demostrárnoslo empíricamente una y otra vez. La batalla no puede ser por un territorio, por abundantes minerales o por desconocer al otro. Las religiones no pueden ser usadas como pretexto de agresión.
Debemos tomar conciencia de que la convivencia es posible siempre que respetemos nuestras culturas, por muy diferentes que parezcan.
Hoy, por suerte, contamos con sociedades más despiertas que deben organizarse y abordar los espacios necesarios para ser partícipes de la toma de decisiones. Tenemos derecho a voto y a ejercer el veto. El rumbo del planeta debe ser otro. Es hora de dar un golpe de timón. La pelea debe ser por la vida. La lucha debe mirar hacia la paz. Debemos dejar de ser espectadores de lo grotesco y darle una oportunidad al hombre. Nos toca decidir.
Recomendaciones de hoy:
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