Muchacho, eso es dañino

Sé que fumar hace daño. También estoy consciente de lo terrible que es para el sistema nervioso libar alcohol hasta la embriaguez. Sé que todo eso me perjudica irreversiblemente, pero igual lo sigo haciendo. Lo mismo me pasa con la televisión venezolana. Sé que si pongo cualquier canal nacional —a cualquier hora— estoy cometiendo un vulgar acto de autoflagelación, pero no lo puedo evitar. Lo curioso de todo esto es que el hecho de acostarme en la cama a ver televisión venezolana no implica ninguna clase de gozo. No se compara, nunca, con unas cervezas en la playa. Ni hablar de mi habitual cigarrito después de comer. No. Nada de eso. Cuando tomo el control remoto y sintonizo un canal local sé que voy a sufrir.

En ocasiones hago paneos por los canales y me detengo, no sé por qué, justo cuando están transmitiendo el peor programa de todos. Pienso que debo tener un don. Una habilidad mágica para caer, siempre, en un programa de baja calidad. Por lo menos me gusta pensar eso.

No me agrada subestimar el trabajón que lleva hacer un bodrio. Sé que cada contenido cuando sale al aire, es producto de un montón de creativos, productores, talento, técnicos, etc. trabajando sin parar, trasnochándose, comiendo a horas irregulares. Eso me molesta aun más.

¡Cómo carajo cuesta tanto hacer programas tan malos!

Es por esto que me dedicaré durante los próximos días —y por lo tanto, durante los próximos posts— a analizar, desde mi punto de vista como usuario de estos medios, nuestra programación. No lo pasaré bien, de eso estoy seguro. Por eso, ya he tomado las medidas necesarias. Grandes cantidades de ron y un cartón de cigarrillos me harán compañía.

Recomendaciones de hoy:

El blog: Caspa.TV - El sitio: BBC International TV - La peli (esta vez es un corto): Éramos pocos, dirigida por Borja Cobeaga - El trago: Insomniac - La Ñapa: Kontra la TV asesina

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