11.6.06

Crónicas de un mochilero (IX)


Un sonido familiar

Con la llegada de Cori a Barcelona se completaría el grupo de manganzones que se hospedarían en el viejo 101 de Concell de Cent. Éramos cinco hombres vulgarmente desordenados y, ahora, se unía a nosotros una chica que distaba mucho de nuestras actitudes regulares; lo de Cori no era la ropa tirada en el piso y las comidas a destiempo.

Convivimos los seis durante una semana, con todo lo que eso implica en un apartamento que tenía distribuido en sus sesenta metros cuadrados dos habitaciones, una cocina, una sala/comedor y un baño. Creo que entre todos nosotros, a pesar de la amistad de años, habían muy pocas cosas en común —además de tener que compartir el baño—. Los seis estábamos allá en distintas etapas de vida, con diferentes búsquedas, en ondas ajenas. Algún parecido con un reality show es pura coincidencia.

Cori es la novia de Carlitos, uno de mis grandes amigos desde la infancia. En poco tiempo ella se había convertido en una más de nosotros. Ese verano viajó hasta la península a visitar a unos familiares en las afueras de Madrid. Semanas atrás, estando en Caracas, quedamos en vernos en España. Barcelona sería, de nuevo, el punto de encuentro.

La primera salida con Cori la hicimos hacia los lados de la Barceloneta. Estábamos Arturito, el Tuyío y yo. Conoceríamos la playa más famosa de Barcelona. Nos tomamos las respectivas fotos con el Mediterráneo de fondo y caminamos largo trecho por la arena. Los chapuzones en la playa fueron pocos, porque, a pesar del caluroso verano, el agua de la playa estaba helada. Mientras recorríamos la costa comenzamos a escuchar a lo lejos algo que nos parecía, a todos, muy familiar. Desde la distancia no se podía percibir el sonido con nitidez. Decidimos caminar guiados por ese indescifrable ruido.

Mientras más avanzábamos, más crecía nuestra espectativa. Por fin, después de unos cuantos metros, pudimos entender, al unísono, cual era el mensaje. “¡Buenas noches, cuerda de jodedores!” Al escuchar eso, todos nos sorpendimos —como si hubiéramos presenciado una revelación de la Virgen de Fátima— y alguien dijo: “Mierda, El Conde del Guácharo está acá!”. Por supuesto, apuramos el paso. También está claro que no era el conde en persona, pero no importaba. Cuando llegamos al chiringuito de donde venía la grabación nos sentíamos en El Picoteo. Inmediatamente pedimos hablar con el dueño del kiosco y, obviamente, era venezolano. Sin pensarlo dos veces, nos sentamos y pedimos la primera jarra de sangría bien fría.

El ambiente estaba genial. Hablamos mucho y bebimos más. En un momento la mesa estuvo llena de jarrones que, no hace mucho, contenían sangría. El dj del sitio repitió mil veces un disco de Los Amigos Invisibles y no estuvo tan mal. La cosa iba muy bien, pero el clímax lo alcanzamos cuando se acercaron a nosotros un grupo de italianas bellísimas. Compartimos chistes y bebidas con ellas. Las tipas eran lindísimas. Para tener respaldo de ese encuentro comenzamos a tomarnos fotos con las ragazzas. Quisieron darse un baño de mar y nosotros, ni cortos ni perezosos, secundamos la idea. Pero no todo puede ser tan perfecto. En ese momento llegaron los novios de las chicas. Comprendimos que estábamos fuera de competencia cuando ellas entraron al agua en topless tomadas de la mano con su pareja.

Resignados —y bastante borrachos— nos quedamos sentados en la arena. Yo caí dormido en el acto. Al rato, Cori me levantó. Ella no bebe nada de alcohol. No le gusta. Así que era la más sobria en un perímetro de mil metros. Justo al despertarme aceptó, sin saberlo, una curiosa responsabilidad. Desde ese día se convertiría en la encargada de guiar nuestro camino durante y después de las peas hasta que llegáramos a casa. En especial las mías. Era —oficialmente— mi compañera de camino no alcoholizada.

Recomendaciones de hoy:
El blog: Rafael Nadal - El sitio: El Chiringuito - La peli: The Virgin Suicides, dirigida por Sofia Coppola - El trago: Sangría - La Ñapa: ¿Más salado que Raúl?

Ubicación al escribir esta entrada:
Latitud 10° 30' N, Longitud 66° 50' W
Contacto: elchamodel114

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Queremos fotos, queremos topless!

¿Por qué nos ocultan la verdad?

¿Hasta cuándo?

Anónimo dijo...

Chamo de mi vida, cómo anda todo? Te comento que disfruto muchísimo leyendo tus anécdotas, experiencias, comentarios y todo lo relacionado con tus viajes... Me encantan! Espero poder hacer lo mismo que tú dentro de pocos años y con un grupo de amigos tan espectacular como el que tenemos ahorita. Nos hace falta, la pasaríamos buenísimo. Les tengo un cariño muy muy grande...
Bueno, nos estamos viendo,
Besos!!!
Paty

elchamodel114 dijo...

Paty!!!
Qué bueno que escribiste!
El cariño es el mismo para ti. Me llena de mucho gusto que disfrutes las Crónicas de un mochilero; eso hace que yo me divierta aun más con todo esto. De verdad, gracias.
Lo del viaje lo tenemos pendiente. Mira que yo no aguanto dos pedidas para montarme en un avión!
Un besote!

Tu amigo
P.L.H.

elchamodel114 dijo...

Anónimo:
Las fotos de las italianas en topless existen. El Tuyío debe tener un par por ahí. Esas chicas eran un bonito espectáculo.

Anónimo dijo...

Soy tu fiel lectora, lo que pasa es que me comunico poco por esta vía, trataré de hacerlo más a menudo.
De verdad me encanta esto. Sobre todo porque cuando viaje, tendré presente las recomendaciones de un gran amigo... Besos!!!
Con muchísimo cariño,
Paty