16.6.06

No son amig@s

hijo

Tengo amig@s, las hormonas. Son todas especiales para mí. Tengo una muy querida, pequeñita la carriza. Es oscurita, chambeadora, diligente y bella como ella sola. Un verdadero sol bajo las palmeras, un ángel en la acera. Cómo la quiero, caramba. Otra tiene acento a pasta y zarandonga. Es la más linda de todas las lindas. A veces hermana, a veces platónica, pero siempre, pase lo que pase es ella. Siempre.

La diversidad es enorme, tengo hormonas grises, simpáticas, radicales, burrísimas, geniales, atrevidas, especiales, acromegálicas, universitarias y caseras. Mis hormonas definen cómo me siento en la vida. Tengo una en la tiroides que es enorme y cumbianchera. Se rindió ante el reguetón y a manera de broma expele sustancias controladas que producen metástasis a su alrededor. No es cancerígena (de hecho, no sé si existen hormonas cancerígenas), pero jode a ratos. Ella me ayuda, yo le escribo. Ella me enseña, yo la animo.

Hay una que me sube la bilirrubina cuando necesita glucosa, y me produce calambres estomacales cuando no. Tengo una, incluso, que no se dónde la tengo. Yo la llamo Copperfield, ella no lo sabe. Unas plaquetas dicen haberla visto cerca de las rodillas o del bazo. No hubo mayores comentarios al respecto.

Pero como dije o escribí, tengo hormonas de hormonas. Hormonas que no se hablan, no se oyen ni se ven. Hormonas que, como hormonales, son emocionales, primitivas, se ponen feas y hasta mezquinas. Unas joyas para querer toda la vida. Hormonas que abandonan, vienen y van y se vuelven a ir. Hormonas que desilusionan, que me arrechan y se arrechan si se les recuerda que no vagan solas por el amplio sistema circulatorio que da vida. ¿Lo mío será andropausia? Tengo de esas que entorpecen más que una gripe, más que una fiebre, más que un lunar con un pelo.

No se que haré con mis hormonas o que harán ellas conmigo. No se si algún día me desvanezca por falta de cohesión molecular o no, pero al final, tanto como al lunar como al pelo debo quererlas, como al ojo, como al codo, como a otra (y cada) parte de mí. Después de todo, no son amig@s, son hormonas.

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Latitud 10° 30' N, Longitud 66° 50' W

8 comentarios:

elchamodel114 dijo...

Las hormonas no son cancerígenas, pero alimentan a las células que lo son. Son ellas las que inhiben -o no- algún órgano. Son las que alborotan cuando menos se espera, las que te definen como persona, las necesarias. De ellas se aprende, porque marcan la vida. Así son las hormonas, hermano!

Anónimo dijo...

Estaba esperando esto desde que "hijo" comenzó su contrato de los viernes... y no me reifero al texto en sí, sino a esa facultad (que ya me extrañaba no ver en su columna semanal) que él posee de decirlo todo a través de imágenes...
Supongo que estamos claros con esto de las hormonas... sin ellas no existiríamos (Dios las bendiga por ayudarnos a crecer), no es casualidad que los momentos en que más las notamos sea justo cuando cambiamos de forma más radical (o sea, en la pubertad de nuestras vidas)...

Anónimo dijo...

Un atamel cuando parece que está cerca que te puede dar un dolor de cabeza, un teragrip cuando se te avecina ese malestar de gripe producto de ese virus "que está dando" o el antimicótico que te echaste antes de darte cuenta que sí, sí es un lunar con pelos, coño e' la madre... todos esos embates sufren las hormonas. Evitarlas puede ser un contraindicado en el reverso de las cajitas.

Al leerte, no sé. Me acuerdo de un viejo. Que nació para ser grande y está muriendo con la sensación de no haber nacido. Cuando joven, Virgilio se le llamaba. No Galindo, QEPD, sólo Virgilio.
Ya viejo, y con menos familia, se le veía por ahí en blanco y negro, con un bastón en la mano izquierda y regalando una risa endemoniada, de seguro, producida por la hormona reguetonera.
Descansa viejo... para muchos fuiste y seguirás siendo grande.

Por último no me voy sin santigüarme. En nombre del "hijo" y de su espíritu santo. Eso sí, sin mover la mano del corazón.

Sin más sombreros que quitarme ante ud.

Saludos a tod@s... las hormonas, por supuesto...

Litro

Anónimo dijo...

¿Cómo no quererlas si, a fin de cuentas, forman parte de ti aunque no lo quieras ni te lo hayas propuesto?

Una vez que aprendes a conocerlas es fácil identificar cuándo está actuando una y no otra (s). Por ejemplo, desde hace un par de semanas una de ellas me está descompensando los ánimos... tristemente no está actuando como debería, no sé qué le sucede, hasta donde sé, su función no era esa. Todo lo contrario, desde hace años se convirtió en la mejor de todas, pero como las hormonas no hablan, no sé cómo lidiar ahora con ella... No describiré mucho cómo era porque los aburriría, pero seguramente todos contamos con una así, sobre todo si estamos claros con respecto a qué es en realidad una hormona y llegamos hasta el punto de querer hallar una especial, diferente a las demás, que sirva de apoyo.

Pero bueno, continuando con lo importante, como diría un personaje por ahí, otra de ellas va por la misma vía de la anterior pero no tan grave; sin embargo, hoy, afortunadamente, actuó una de manera inesperada con resultados excelentes. Me alegró la noche y seguramente los días que están por venir, me conmovió el corazón enormemente, me reconcilió con mi entorno y me hizo pensar en las demás...

Debemos reconocer que el trabajo de las hormonas no es fácil, pocos llegan a entenderlas por completo, cada una es particular y logran coordinar las actividades metabólicas de diferentes órganos. Pero deberían saber, si es que les podemos atribuir condiciones y/o aptitudes humanas, que una vez que el organismo las acepta y recibe con el mayor de los gustos, querer salir de allí abruptamente resulta intolerable, egoísta y poco inteligente... Si hablaran primero de seguro todo sería más fácil pero eso no es posible. Quien sepa comunicarse con ellas debería decirles que no todas las personas están dispuestas a aceptar una nueva y no todas les darán la misma acogida que el cuerpo anterior... Si ellas son especiales, el torrente por donde circulan también lo es.

No es el mejor final pero así concluyo.

Sin duda marcaron una etapa importante... por eso eso cariño es infinitamente grande.
Besos...
Paty

Anónimo dijo...

quise decir "por eso el cariño es infinitamente grande"

Paty

Anónimo dijo...

siempre quise ser una hormona, siempre, siempre...

Anónimo dijo...

Hey...
Hoy se me ocurrió que si no podemos ser "hormonas", pues podríamos ser "mormones"... jje je je je je jee je je... (eeeeeeeh, que chiste tan malo)...
PD.- Me da pena firmarlo...

Anónimo dijo...

Es la primra vez que decido teclear estas pocas palabras para mis grandes amigos. Las hormonas son la mejor definición de la vida, sus quehaceres, sus vaivenes. Sin ellas es mejor no tener vida.
Feliz día para todos mis amigos "hormonales"