… y el jueves se convirtió en domingo y todo está muy bien
El viaje de esta semana a la playa hizo mucho bien. No tanto a mi espalda poco acostumbrada a dormir sobre la irregularidad de la arena, pero sí fue una terapia que necesitaba con urgencia. No voy a decir que necesitaba quitarme un poco el estrés, porque no sufro de eso (en principio, porque no hago nada que me pueda estresar). En cambio, sí suplicaba por un cambio de rutina, de paisaje, de sonidos y sensaciones menos “babilónicas”. Tenía que salir corriendo de Caracas. A veces me pasa. La ciudad que me engendró en oportunidades me aburre y sé que yo la incomodo también. Así que, en un acuerdo tácito, de vez en cuando me alejo para que todo entre nosotros siga bien.
Subiendo las montañas del Parque Nacional, nos topamos con densa neblina que hizo el viaje más largo. Escuchábamos música y todavía no superábamos la arrechera por haber mojado al distinguido de turno. Llegamos a Ocumare y sugerí hacer una parada en el cementerio del pueblo para conseguir buenas fotos. La negativa fue generalizada. Me acompañaban dos amigos y la novia polaca de uno de ellos. Creo que ella fue la única que no se negó. Tal vez porque no comprende nada de español. Seguimos y por fin llegamos a Cuyagaua. Armamos el campamento cerca del área en recuperación. Teníamos unas jóvenes palmeras, maravillosas, que nos darían sombra. El sitio era perfecto.
Los días en Cuyagua pasaron muy rápido. No había mucha gente, cosa que agradecimos. El río estaba helado como siempre y el pescado fresco, inigualable. Subimos a El Yajure, tomamos buenas fotos, jugamos con una pelota en la inmensa playa, mis amigos entraron al mar a pescar buenas olas para surfear y nos topamos con algún piedrero buscando algo de plata para calmar su ansiedad. De regreso a Caracas pasamos por la alcabala, donde los militares tenían detenidos a varios carros. No los maldije. Los imaginé pasando su semana ahí, en plantón a las puertas del parque, sin poder entrar, viendo a la gente regresar de unos días del carajo, a pesar de sus esfuerzos por arruinarlo. Ya estaban bien jodidos.
Ubicación al escribir esta entrada:
Latitud 10° 30' N, Longitud 66° 50'W
Latitud 10° 30' N, Longitud 66° 50'W
4 comentarios:
ay qué envidia (sana jajaja), me gusta tu estilo de narrar, cero aburrimiento...Saludos!
Los planes siguen en pie. Este fin debería ser algo así...
pana, excelente fotomontaje. parece agua de verdadaunke el monstruo encorvado sin rostro sae pixelado y creo q pudo haber salido mejor si lo haces con ilustrator
jejejejejeje! monstruo es monstruo. Más si está pixelado
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